martes, 5 de julio de 2011
Propuestas para un proyecto de país
A nuestro juicio, esta emergencia requiere de un plan de acción que se articule con base en los siguientes ejes: la integración latinoamericana, la distribución de la riqueza y la reforma impositiva, la recuperación del patrimonio nacional, la transformación del sistema financiero en servicio público, el desarrollo rural sustentable, la promoción de la economía social y la ampliación democrática.
-Integración latinoamericana en el plano económico-político.
A través del Mercosur, de la UNASUR, del Grupo de Río, de la puesta en marcha, a esta altura imprescindible, del Banco del Sur, de una asociación con el ALBA y el Tratado de Comercio de los Pueblos y de la creación y fortalecimiento de toda clase de mecanismos de integración que tiendan a unificar económicamente toda la región con articulaciones laborales, productivas y de cooperación científica desarrolladas en cada país, podríamos atemperar y aún superar los efectos de la mega crisis que sufre el mundo.
-Distribución de la riqueza y reforma impositiva.
Esto implica el aumento de los salarios, las jubilaciones y pensiones para todos; con una verdadera reforma impositiva que, afectando las grandes fortunas y las ganancias extraordinarias, haga realidad el principio de progresividad (no puede ser que el IVA continúe siendo la principal fuente de recaudación mientras existen grandes riquezas y ganancias que se mantienen exentas de tributar), con la creación de instrumentos estatales que permitan orientar y controlar el comercio exterior e interno de granos, carnes y energía, de modo tal que la renta de la tierra y el subsuelo no sea objeto de la especulación financiera y factor de poder de los grupos económicos, sino que sirva para promover el bienestar popular, la igualdad, la justicia y la soberanía nacional construyendo un modelo de producción que parta de satisfacer las necesidades populares con un fuerte mercado interno.
-Recuperación de la plena soberanía del Estado sobre el patrimonio nacional enajenado y nuestros recursos naturales.
Con esto lograríamos poner a disposición de un desarrollo nacional armónico, y disfrutable por todo el pueblo, la renta de la cual hoy se apropian en su mayoría monopolios extranjeros que trasladan sus grandes ganancias a las metrópolis del norte. El petróleo, el gas, la minería, los recursos naturales en su conjunto, las empresas de servicios públicos malvendidas en los 90, deben volver a estar al servicio de la sociedad y no del afán de lucro y de las especulaciones de compañías transnacionales.
-Transformar el sistema financiero.
En este sentido, apoyamos el proyecto presentado por el Diputado de Nuevo Encuentro, Carlos Heller, para dejar atrás la ley de entidades financieras vigente desde la última dictadura militar y defendemos que la actividad financiera es un servicio público orientado a satisfacer las necesidades transaccionales, de ahorro y crédito de todos los habitantes de la Nación, y contribuir a su desarrollo económico y social.
-Desarrollo rural.
El desarrollo rural, basado en el debate parlamentario y la aprobación de un paquete de leyes imprescindibles, como la ley contra los desalojos rurales, la ley contra las fumigaciones (periurbanas, periescuelas rurales, sobre espejos de agua etc.), la ley contra la extranjerización de la tierra y nacionalización de las ya extranjerizadas, la creación de organismos de control e intervención estatal, como JNG y JNC, la reglamentación del uso y tenencia de la tierra, los planes de desarrollo sustentable, orientados hacia el cambio progresivo y gradual del modelo productivo hegemónico, mediante una ley de desarrollo agrario nacional. Todo esto manteniendo firme la convicción sobre la necesidad de llevar adelante un profunda reforma agraria.
-Promoción de la economía social.
Resulta fundamental en todo proyecto transformador dar un fuerte impulso a la expansión del mercado interno popular a través de una verdadera redistribución de ingresos hacia abajo y un decidido apoyo a las empresas populares como cooperativas, fábricas y empresas recuperadas, emprendimientos familiares y una fuerte promoción de las PYMES.
-Ampliación democrática
Debemos sumar la voluntad política necesaria para aprobar leyes que hagan ejecutables los Convenios sobre Desaparición Forzada de Personas y de prevención del Genocidio (aprobado en 1948!) y establecer una estrategia estatal unificada que permita acelerar los juicios, unificarlos y apuntarlos hacia el Poder Real que sostuvo y se benefició del Genocidio.
Voluntad política para modificar integralmente el Código Penal y terminar con una cultura represora que es la que sostiene el ánimo asesino de las Policías provinciales y la Federal, la Gendarmería, la Prefectura y los miles de efectivos irregulares que revistan en las agencias privadas de seguridad regenteadas (y así lo exige la Ley) por ex militares. Hay que limpiar de mafiosos y asesinos las fuerzas de seguridad y cortar los lazos que las unen peligrosamente (porque así empezó la Triple A en los setenta) con los grupos de choque de la CGT, las barras bravas del futbol y hasta los miles de patovica que cuidan lugares nocturnos y countries.
Voluntad política para modificar estructuralmente el sistema político exactamente en la dirección opuesta a la que apuesta la Ley de Partidos Políticos que aprobaron radicales y PJ: se trata de ampliar y facilitar la representación popular, de incluir nuevos mecanismos de consulta como el Plebiscito, abrir los Presupuestos del estado y de todas las instituciones estatales al protagonismo de los trabajadores y los usuarios para lo cual nos podemos inspirar en aquel solitario gesto democratizador de la Reforma Universitaria de 1918, tantas veces traicionado, que proponía la participación de los interesados en el gobierno de la cosa pública.
Voluntad política para que se derogue la Ley Antiterrorista sostenida por el gobierno en Acuerdo Con los intereses de los EEUU.
Se dirá que las propuestas son utópicas, en el peor sentido del término; les contestamos que más utópico es pensar en una Argentina libre e integrada a Nuestra América sin un proceso de democratización verdadera, y ya se sabe que no hay posibilidad de superar la crisis mundial del capitalismo sino es en los marcos de la integración regional para lo cual bien vendría incorporarnos ya al Alba y hacer efectivos los mecanismos pactados como el Banco del Sur y otros.
Desde estas orientaciones generales, creemos importante reflexionar sobre caminos que nos conduzcan a constituir al nuevo sujeto político que está emergiendo, impulsar la instalación de un nuevo sistema productivo y a recuperar la plena capacidad de decisión nacional sobre los mecanismos claves de la economía.
Resulta impostergable llevar adelante una reforma impositiva que, con sentido progresivo, deje atrás las pautas de recaudación de matriz neoliberal, incline el peso de la recaudación sobre los que más tienen y alivie la carga impositiva sobre los sectores de menos recursos.
Para profundizar las políticas de redistribución es necesario aumentar la recaudación. Este aumento debe darse sobre las grandes ganancias y sobre los sectores privilegiados que evaden o están exentos de tributar. Solo así se podrán garantizar los fondos para implementar efectivamente el 82% móvil para las jubilaciones mínimas, hacer realmente universal la Asignación por Hijo, profundizar los planes de vivienda, mejorar el sistema educativo y el de salud, entre otros ítems que son prioritarios en la construcción de un sistema más justo.
La integración latinoamericana, la ampliación del mercado interno por la vía de la distribución de la riqueza, la reforma impositiva y la recuperación del patrimonio nacional constituyen, a nuestro entender, el núcleo de un programa de acción que debería surgir del debate democrático y plural, entre todos los que están comprometidos con una salida nacional, popular y antiimperialista a la crisis mundial que nos golpea.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario